Entre la espada y la pared: perdí mi trabajo y ahora mi libertad

Tengo 40 años y soy Argentino.

Por razones laborales y por mi hijo, emigré por segunda vez a Bolivia.

Después de unos cuantos meses de bonanza económica, perdí mi trabajo por reducción de personal. Mientras buscaba una nueva labor me atrasé en el pago de manutención para mi hijo y al tercer mes tuve que parar el pago de la misma.

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Desesperada madre soltera deja a hijos en total desamparo

Muchas personas, me dicen que para qué continuar escribiendo para esta campaña si ya he sido sentenciada. Sí, es cierto, pero ello no importa pues con esta campaña estoy contribuyendo  para que muchas personas la vean y le presten la atención necesaria y no se dejen manipular, ni se dejen llevar por la mala situación por la que estén atravesando.

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Un cálculo con todas las de perder

Soy de Perú. Les escribo desde la prisión de Lai Chi Kok en Hong Kong en donde estoy a la espera de una sentencia muy larga de muchos años. Estoy detenido por manufactura de drogas peligrosas. Fui contratado por unos chinos y por no pagarme me entregaron a la policía y a pesar de eso hacen todo lo posible para que caiga en mí todo el peso de la ley.

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De vendedora de popcorn en Lima, a mula de cocaína en Hong Kong

Esta es la historia de cómo traje 185 bolsas de cocaína líquida en mi estómago.

Yo solía trabajar como vendedora de popcorn en una tienda y también ambulante en la calle Abancay, en Lima. Allí conocí a un hombre que se acercó a comprar y me comentó sobre el trabajo en Hong Kong. Su nombre es “Tony”.

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El taxi que me llevó de Buenos Aires a Hong Kong

Soy Walter Casas* de nacionalidad Argentina, y estoy preso en Hong Kong, por tráfico de droga.

La situación laboral en mi país es complicada y luego de buscar y buscar un trabajo no di con ninguno. Necesitaba dinero ya que quería estudiar psicología y no podía mantener la carrera.

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Las cápsulas de mi condena

Soy Argentino hace unos años me fui de mi país por trabajo, estuve trabajando y viviendo en Bolivia también formé una familia.

En el trabajo me estuvo yendo bien un tiempo hasta que un ajuste de personal me dejó en la quiebra. En la búsqueda de un nuevo empleo conozco a Sebastián — con el que empezé a tener una buena relación. Entonces le pedí un favor, una suma de dinero suficiente para seguir manteniendo a mi familia hasta conseguir un nuevo trabajo. Todo iba bien hasta que Sebastián comenzó a presionarme para que saldara mi deuda hasta el punto de amenazarme diciendo: “A vos no te va a pasar nada pero sé que tenés hijos acá.”

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Lo que nunca se recupera…

Hola, soy de Venezuela, todavía no estoy sentenciada. Estoy en Tai Lam Centre for Women.

Gracias a la ignorancia y el querer obtener dinero fácil y rápido, he perdido algo que tenía y no lo supe apreciar del todo. Saben, las personas que no analizamos las acciones erradas en nuestras vidas, nos pasan cosas como éstas. Estar en prisión sin tu familia es cuando abrimos los ojos y nos damos cuenta en lo mal que estuvimos.

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Cinco mil por mi libertad

Estoy preso en Hong Kong, soy colombiano de 50 años, padre de dos hermosos hijos, una esposa y una linda familia.

Hoy quiero contar mi triste historia para que otras personas puedan ver y asumir la gravedad del caso que implica ser mula o prestarse para transportar droga y beneficiar a otras personas. Hoy a mis 50 años siento que lo he perdido todo, una gran familia, unos buenos amigos y lo más valioso que puede tener un ser humano en la vida, mi libertad.

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La puerta que nunca debes abrir

Me dirijo a ustedes mis hermanos en Cristo Jesús, con el respeto y aprecio hacia sus persona, para contarles lo malo que paso, y aconsejarlos, para que no cometan el mismo error que yo cometí.

Soy de Perú. Fuí contratado por una persona de apodo “el chato”, para hacer un trabajo ilegal aquí en Hong Kong, pero ellos me entregaron a las autoridades para no tener que pagarme, porque solo piensan en el beneficio y bienestar de ellos mismos, sin importarles nada ni nadie.

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Diez minutos al mes

Luego de siete meses de haber sido sentenciada he decidido volver a escribir parte de algunas cosas que estoy casi segura que muchos desconocen, puesto que quien se encuentra aquí soy yo, una Venezolana de 31 años de edad, madre soltera de tres hijos, arrestada en Septiembre de 2016 en el aeropuerto internacional de Hong Kong.

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