Entre cuatro paredes de arrepentimiento

Antes de esta odisea tenía una vida ejemplar, tranquila como cualquier ciudadano, un hogar una familia hermosa y un trabajo honesto. Ahora me encuentro recluido en la prisión de Stanley en Hong Kong por el delito de tráfico de drogas peligrosas.

Malas compañías

Con el pasar del tiempo, amigos de mis amigos fueron involucrándose cada vez mas formándose amistades y compartiendo momentos gratos y placenteros. En un abrir y cerrar de ojos mi vida fue cambiando poco a poco y por repetidas ocasiones fui apartándome, sin darme cuenta que tenía un hogar hermoso. Olvidándome de mi mismo, de quién era antes, hasta que cierto día mi vida dio un giro inesperado. Empezaron las propuestas ambiciosas que sin dudarlo acepté sin pensar en lo que esto podía conllevar. Vivía el presente llenándome de gran fascinación, con el cual me estaba solventando de una manera fácil, hasta que al final me vi envuelto en el tráfico de drogas y de hacer dinero fácil. 

Todo cambió. Vivía en fiestas, conociendo mujeres, teniendo lujos, llevando una vida desordenada. Cambié radicalmente, olvidándome de que ya tenía el tesoro más valioso: MI FAMILIA. 

Ahora mi vida se resume a cuatro paredes en esta prisión por no escuchar los consejos de mi familia que son las únicas personas me están apoyando con todo su amor desde la distancia junto conmigo por que ellos no me abandonaron: MI FAMILIA. 

Los lazos que nada rompen

Muchas veces me llamaban la atención pero me hacía de oídos sordos y no escuché los consejos de mi familia, hasta que todo cambió. ¿En dónde? en una prisión, donde los “amigos” que supuestamente me fui encariñando y teniendo muy buenas relaciones, esos “amigos” hoy en día se han olvidado de mí, no volví a saber de ellos. 

Todo por estar involucrado en el negocio de una droga que acaba con la vida de la gente, daña la juventud y destruye hogares… todo por el dinero fácil. Porque así como llega, fácil se va y hoy estoy aquí encerrado sin nada, sin dinero, lujos, mujeres, ni fiesta, y lo peor de todo es no poder estar junto a mi esposa e hijo. 

Ahora mi vida se resume a cuatro paredes en esta prisión por no escuchar los consejos de mi familia que son las únicas personas me están apoyando con todo su amor desde la distancia junto conmigo por que ellos no me abandonaron: MI FAMILIA. 

Para todas esas personas que tienen una vida llena de amor familiar, armonía y tranquilidad no dejen que sus sueños se transformen en pesadillas por querer ganar dinero fácil. No permitan que personas inescrupulosas llenen su mente con engaños que al final de cuentas perjudican el futuro de muchas personas incluyéndote a ti y a tu familia. 

Siempre la familia será primero, estarán contigo en los buenas y en las malas. Traficar con drogas peligrosas lo único que ganarás es alejarte de ellos. Que no te toque como a mí aprenderlo encerrado en una prisión por mucho tiempo. No Más mulas a Hong Kong y al mundo entero.

 

Nota: Esta carta ha sido editada. Se han hecho correcciones gramaticales y de ortografía para mejorar la redacción de la misma.