Escribo esta carta desde una de las prisiones de Hong Kong. Esta no es una historia que alguien me contó, no. Esta es mi historia, mi verdad, mi realidad. La escribo con mucha esperanza de que muchas personas la lean y les llegue al corazón.
Soy una de las tantas presas en Hong Kong por traer droga como mula pagando una larga condena. Yo se que la pobreza, la miseria, las deudas, las ganas de ayudar a nuestra familia, de sacar adelante a nuestros hijos nos desesperan y nos llevan a tomar malas decisiones por las cuales, sin querer, ponen a nuestras familias en sufrimiento y desesperación por largos años.
A todas las personas que todavía están en libertad y que piensan venir con droga: por favor no lo hagan… les aseguro que ningún problema o necesidad es más grave que estar tantos años en una cárcel.
Tengo muchos años en este lugar y todavía me faltan para terminar. Hong Kong es un país donde no tienen compasión con nadie al momento de impartir una sentencia por tráfico o por lo que sea. No se fijan si eres muy mayor o si eres menor de edad. Si eres mujer o si eres hombre o cuál hayan sido tus motivos. Solo te condenan y tu juicio es como criminal.
Amigos, no saben el dolor tan grande que se siente cuando los años pasan y tus hijos crecen, sabiendo que te necesitan cada día y tu no estas ni siquiera para darles un abrazo. Yo no les puedo ayudar, cuidar, abrazar, acompañar… hay muchas cosas en la vida que el dinero no puede comprar. Todos estos años que he pasado en este lugar han sido muy difíciles y cada navidad que pasa siento un vacío en el corazón. Es un dolor tan profundo que no lo puedo explicar. Es muy difícil, y muy cruel. No es fácil y no quisiera que nadie pasara por esto. Es por eso que les pido que no vengan a Hong Kong con droga o a traficar. No lo hagan por favor. Por sus familias por ustedes mismos.
A todas las personas que todavía están en libertad y que piensan venir a Hong Kong con droga: por favor no lo hagan. Les aseguro que ningún problema o necesidad es más grave que estar tantos años en una cárcel.
Amigos y amigas que la bendición de Dios siempre les acompañe y les ilumine para que no cometan el mismo error que yo cometí.
Esta es mi historia, mi verdad, mi realidad. No al tráfico de drogas.
Nota: Esta carta es una amalgama de varias cartas separadas. Las cuales han sido editadas para mejorar la redacción de la misma.